EL CIELO EN LA FUENTE LA MAÑANA ETERNA
Dos episodios de la historia del alma se desarrollan dentro del desafío conceptual y la magia sonora del viaje de Jesusa y la plenitud de Pedrito: el afirmativo no y la embriaguez de la verdad, dos de los múltiples niveles de ambos poemas. En El Cielo en la Fuente, Jesusa, aunque destruida por su propósito de cumplir, permanece fiel: retrocediendo de espaldas, avanza. En La Mañana Eterna, la juventud ofrece su copa. La composición de El Cielo en la Fuente exigió a su autor cuatro lustros. El poema fue editado originalmente en 1977, en Buenos Aires. La Mañana Eterna es dada a conocer aquí por primera vez.
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