EL DIABLO DE MILAN
¿Misterio y demonismo en la cumbre de los Alpes suizos? El Hotel Gamander, en la Baja Engadina, toda una promesa de tranquilidad y aire puro, es el escenario escogido por Martin Suter para su nueva novela, y a Sonia, la protagonista, le parece el lugar ideal para olvidar, entre otras pesadillas, su reciente separación de un marido que, en plena crisis de demencia, ha intentado matarla. Sin embargo, una vez allí arriba, en su particular «montaña mágica», la realidad empieza a escapársele de las manos, las cosas empeoran y terminan no pareciéndose en nada a su sueño de distracción y relax…
Sonia, que es fisioterapeuta, hace buenas migas con la propietaria del lujoso establecimiento, que no tarda en proponerle formar parte del personal; así, llega a ser una más del muy reducido número de habitantes de un pueblecito que hasta ahora se ha protegido cuanto ha podido contra la invasión turística. Antes de que Sonia tome conciencia del tremendo aislamiento en que se mantiene el lugar al que ha ido a parar, ocurren muchas cosas que, al principio, parecen estar fuera de toda lógica, signos que sólo consigue interpretar cuando descubre una vieja leyenda de la región -las historias del «diablo de Milán»- y que le hacen temer lo peor, para ella y para quienes la rodean. Pero todos los demás se toman las misteriosas premoniciones a la ligera: «…cuando el fuego arda en el agua… cuando el pájaro se transforme en pez…».
Sonia se entrega en cuerpo y alma a descifrar cada nueva señal y cada nuevo incidente, y el relato tiene momentos en los que resulta difícil no sentirse envuelto por la atmósfera de una novela de Agatha Christie. El autor, por su parte, narra los hechos y retrata a la protagonista con una ironía que no hace más que intensificar la angustia del lector.
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