EL CLIENTE TATUADO
āMientras los otros hablanā, Tomas se abstrae por un momento y trata de imaginar cómo reaccionarĆan si Ć©l no fuera un hispano sino un estadounidense como ART, con todo y sus tatuajes; o que harĆan frente al muchacho de los tatuajes. No se encuentra respuesta, o no quiere legar a ella Sospecha, intuye, que los rechazarĆan a ambos de la misma manera, por que los dos, Ć©l como inmigrante y el otro como enajenado, estĆ”n fuera de su manera de ver el mundo aunque, y a esto es a lo que le teme llegar, ambos se empeƱan en incorporarse a Ć©l: ART, en su afĆ”n de adueƱarse de ese icono que es l Corvette, el un intruso en el paĆs y nada menos en el negocio de la venta de autosā¦ā
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