COLOR HOLLIN
No sabemos exactamente a quĆ© tono corresponde el “color de la miseria” como se llama en las primeras pĆ”ginas de esta novela al color hollĆn. Solemos asociar el hollĆn a la suciedad, a la pobreza, a algo gastado, a una tonalidad que se aleja de aquello digno de contemplaciĆ³n, como el paisaje natural de un campo, una playa, o un jardĆn con flores. Este colorido, el del hollĆn, serĆ” uno que guĆe la descripciĆ³n del entorno de esta novela, en donde abundan los matices que van de los grises al cafĆ© oscuro. En este modo, en los gestos de MarĆa en la novela, en su condiciĆ³n de testigo, de muda-niƱa y escritora-adulta- si es que cabe agrupar binariamente alguna categorĆa- quizĆ”s lo Ćŗnico realmente definitorio sea el lenguaje, primero la ausencia y luego la capacidad de este de constituirla como un sujeto vĆ”lido a partir de este encuentro con el lenguaje escrito. Esta escritura en una primera parte es evocada desde su recuerdo, imĆ”genes y diĆ”logos, que rememoran su pasado a travĆ©s de una escena narrada en tercera persona.
En “Color hollĆn, oĆmos mĆŗltiples voces, sobre todo escuchamos a mujeres: la madre de MarĆa, la curandera de la poblaciĆ³n, las vecinas, y principalmente a MarĆa, esta combinaciĆ³n nos entrega una perspectiva social Ćŗnica del Chile de ese momento, contada a travĆ©s de la mirada subjetiva y poĆ©tica de la narradora.
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