A fines de 1917 se verificó en Montevideo, en la cancha del Parque de los Aliados, el primer torneo| por la Copa América, controlado por la recientemente fundada Confederación Sudamericana de Football, con intervención de chilenos, brasileños, argentinos y uruguayos. Después de las ruedas preliminares, se clasificaron para disputar la final los elencos de Argentina y Uruguay. Debido a la performance y preparación de estos conjuntos, el lance logró apasionar de tal modo a los aficionados de ambos países que el día del encuentro llegaron a Montevideo miles de aficionados bonaerenses los que, unidos a los uruguayos, invadieron el amplio estadio hasta sumar más de 40 mil almas. La contienda era dirigida por el árbitro oficial de la delegación chilena, señor Juan Livingstone (padre de Sergio, el afamado arquero). Durante el primer período, las acciones se desarrollaron formalmente, pero a poco de iniciarse el segundo tiempo, un foul cometido por un jugador uruguayo dentro del área penal argentina determinó la sanción equivocada del árbitro, concediendo un tiro penal a los orientales, el que, ejecutado, dio el tanto con que los uruguayos obtuvieron el triunfo y, por, consiguiente, el título de campeones sudamericanos por ese año.
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